domingo, 6 de febrero de 2011

Sexo, libros y Rock & Roll



El escritor argentino Jorge Luis Borges, estaba sentado un día en el restaurante de un hotel madrileño, cuando un hombre se arrodilló frente a él y le dijo, tomándole las manos “Maestro, yo lo admiro”. El célebre cuentista, que estaba ciego, preguntó el nombre de su entusiasta seguidor, y con la respuesta comprobó que el Rock y la Literatura tienen mucho en común: “Mi nombre es Mick Jagger”.



El líder de los Rollong Stones casi se desmaya de alegría cuando su escritor favorito le dijo que sabía quien era él y que escuchaba temas de la banda. Aunque esta anécdota parezca un hecho aislado, muchos de los íconos del rock tienen pasión por la palabra escrita, y hasta la disposición de sentarse a escribir poemas, cuentos y ficciones de todo tipo.



Uno de los casos más notorios es el de Bob Dylan, quien ha sido nominado alrededor de diez veces al Premio Nobel de Literatura, por la altísima calidad de las letras, de sus canciones. Incluso el poeta británico Andrew Motion declaró a The Times, que el autor de “Knocking on Heaven’s Doors” debía ser estudiado en la cátedra de las escuelas.



Poeta Maldito, en otra categoría, la más oscura, aparece la polémica figura de Jim Morrison, vocalista del grupo The Doors. En 1996 la banda no era todavía el paradigma mundial del Rock Psicodélico, por eso ofrecía conciertos en un local de Los Angeles llamado Whisky a Co Go. Todo marchó bien durante varias noches, hasta que la interpretación del tema “The End” se salió de control.



En medio de las improvisaciones propias de esa canción, Morrison dijo, bajo los efectos de varias drogas: “padre, quiero matarte; madre, quiero follarte”, lo cual desencadenó la total furia del dueño del establecimiento, y tuvieron que bajarse del escenario, con la suerte de que un productor estaba presente y quedó tan impresionado por su talento, que les ofreció grabar un disco.



Lo interesante del incidente es que, tiempo después, el mismo cantante confesaría que esas palabras tan sucias dentro de su tema, realmente era su propia versión de “Edipo Rey”, obra del griego Sófocles en la cual el protagonista mata a su padre y se enamora de su madre, sin saber las identidades de éstos. Contra todo pronóstico, esta súper estrella salida de Melbourne, Florida, rsultó ser un gigante en conocimientos de cultura helénica.



La verdad es que Jim Morrison era poeta antes que músico. Sus antiguos profesores en la Universidad de California relataron que leia libros demasiado profundos incluso para ellos, y que y que conocía de memoria a autores como William Blake y Aldous Huxley. Estos nombres influyeron notoriamente en su obra, uno por su estética y el otro por su pensamiento, la mescalina y el LSD.



Aldous Huxley había publicado un libro escrito bajo los efectos de la mescalina, titulado “The Doors of the Perception”. A Jim Morrison le gustaba tanto su obra, que además escribió tratados sobre las drogas psicodélicas y bautizó a su grupo basándose en ese peculiar libro.



Es el líder de la banda The Doors quien mejor cumple la máxima de René Descartes, según la cual: “Los malos libros provocan malas costumbres, y las malas costumbres buenos libros”.



Curioso es que recién al convertirse en la estrella americana de Rock más importante de su generación, y siendo el único capaz de competir con la invasión británica de los Beatles y los Rolling Stones, el cantautor se mudara a París para dedicarse de lleno a su verdadera pasión: la poesía. Firmaba sus versos como James Douglas Morrison.



“We don’t need NO EDUCATION”, la viuda de Jorge Luis Borges, Maria Kodama, asegura que al escritor argentino le gustaba tanto Pink Floyd, que cuando cumplía años pedía que le cantaran el tema “Another brick in the wall”, en vez de el tradicional cumpleaños feliz”.



“La película The Wall es terrible y la vimos infinidad de veces. En un momento creo que sabía de memoria los diálogos. Le ustaba ese tipo de música, porque decía que era una cosa de enorme fuerza, terrible pero vital”, dijo Kodama en una entrevista a la BBC de Londres en 2008.



Albert Einstein decía que la ciencia sin la religión es coja, y que la religión sin la ciencia es ciega. Más o menos así también funcionaba la relación entre la literatura y la música popular. Cuando una se olvida de la otra, pierde. Por eso puede afirmase que los libros sin el Rockson obsoletos, y el Rock son libros es vacio.


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